LIMPIA O NO?
Journal de Bord
La isla de Martinica pertenece a las Antillas Francesas y tiene una superficie de 1.100 Km2. Limita al oriente con el Océano Atlántico y en su parte occidental con el Mar Caribe. Está separada de la isla “Dominica” al Norte por el cauce de dominica y en el Sur por el Cauce de St. Lucia. Martinica tiene aproximadamente 400.000 habitantes. Su capital, Fort de France, con sus suaves colinas y en el fondo la silueta de las crestas más altas de la isla, ofrece una bella vista al turista.
Debido a un incendio ocurrido en 1890, Martinica tiene solo unos monumentos que no fueron derribados durante la catástrofe. Por lo que la isla no llama la atención por su fondo histórico, sino por su belleza y sus grandes recintos comerciales.
Nuevamente llegamos temprano 7am a Martinica, donde volvemos a encontrar un muy agradable puerto y vistas hermosa a la llegada, desayunamos como dicen las reglas, como "reyes", y nos disponemos a desembarcar para iniciar nuestro recorrido por Martinica, nuevamente sorprendidos por las cultura y la limpieza, visitamos el fuerte de S. Louis, mercados artesanales (ya saben mirar y mirar) mientras nos dirigimos a tomar ferry que nos llevara a una de las playas recomendadas para conocer.
Lógico todo esto en un magnifico Francés, el de ellos pues no entendíamos un carajo, realizamos un viaje de 30 minutos, en un barco que yo no entendía porque sugerían poner los brassieres (salvavidas) debajo de las sillas (ver foto), luego ya entendí que en esas playas se acostumbraba el TOPLESS, jóvenes y viejas, tan viejas que en muchas no supe cuál de las arrugas era lo que sabemos.
Unas playas pequeñas pero muy bonitas donde no resistimos darnos un chapuzón y disfrutar de unas deliciosas aguas, frescas y cristalina. Nos dimos una a soleadita y de regreso al ferry, el aparato más cumplido del mundo, cada hora en punto arrancaba para la islita y cada media se volvía, uno podía tomar cualquiera para volver.
llegando nuevamente a Martinica, pues a repetir el pase por todos los almacenes artesanales, todavía era deudor de una hoja de madera, tampoco se encontró, mas cantaleta.
Regresamos dos o dos y media al crucero para disfrutar del almuerzo, jacuzzi y piscina un rato, a y sobre todo pues los coctelitos, que ya tenía identificados mis preferidos. Después de esto rutinariamente nos bañábamos y nos alistábamos para el internet, la visita a ver un show musical en un barcito, coctelito, show principal en el teatro y la cena.
Siempre en la cena nos atendía una Colombiana de Bogotá y nuestro jefe de mesa que era Cartagenero, Marta nuestra camarera desde el primer día entendió que mi postre siempre serian copas de helado y repitiendo, así que me llenaba de helado sin yo decir nada. Una persona muy especial y agradable.
Cenábamos y recorríamos las tiendas, o el casino para bajarla un poco y a dormir.
Mañana otra francesa “Guadalupe”……………..
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