Salimos hacia el metro para ir a la estación Renfe, teníamos tiquetes para el tren de media distancia (en España encontramos tres clase de trenes: cercanías, media distancia, y Ave de alta velocidad)
con cumplimiento espectacular 9:12 empieza a moverse, llegamos a las 10:41 am, a unos 5 minutos a pie de la estación se encuentra la famosa muralla de Ávila, coincidimos con la celebración del Festival Medieval, música, asados en unas parrillas inmensa, ventas en quioscos, etc.
Las murallas son la imagen inequívoca asociada a la ciudad, en 1985 la UNESCO incluyo la ciudad en la Lista del Patrimonio mundial. Sin duda impresiona este recinto defensivo que cuenta con un perímetro de 2.516 m, con 87 torreones o cubos y 9 puertas siendo considerado como el recinto amurallado urbano mejor conservado del mundo.
Entramos por la puerta grande como se dice, la principal de la muralla, la misma inmensa y muy bien conservada, nos sorprende los nidos de las cigüeñas en las torretas de una iglesia, nos dicen que ya son tan conchudas que permanecen todo el año, se están olvidando de migrar, como todo la comodidad de la vida moderna.
El clima no podía ser mejor 20.4 grados como se aprecia en la foto, a la sombra se sentía un clima como si estuviéramos en Rionegro, ahora caminar bajo el sol aporrea un poco, nos encontramos como dije la ciudad de fiesta, con gente disfrazada, comida típicas, unos asados que el solo verlos quedabas lleno, chuletones de 800grms, los que te ofrecían por todas partes, quesos artesanales duros, maduros y semimaduros que provocaban tener avión privado para traer de todo, dulces de la región, jabones, esencias y cuanta pendejada suelen sacar en estos festivales.
Lógico que probamos y compramos para llevar las famosa yemas de Santa Teresa, exquisitas pero venenosas, aun así Ma. Cecilia compro cajita para que Manuel y Sebastián las probaran.
Dimos un recorrido bastante amplio por las murallas, muy bonitas y conservadas tratando ver si nos daba hambre y nos mediamos a un chuletón, pues es súper típico de la región y considerábamos una obligación probarlo, en estas vueltas encontré en una cacharrería algo que llevo años buscando tanto en Colombia como en el exterior, un mechador y no se piense mas, comprarlo era algo que no necesitaba explicación, es ese utensilio de cocina para rellenar los muchachos y otras carnes, un tubo que se llena con zanahoria, tocino, etc. y se introduce muy fácilmente en la carne.
Lógico que probamos y compramos para llevar las famosa yemas de Santa Teresa, exquisitas pero venenosas, aun así Ma. Cecilia compro cajita para que Manuel y Sebastián las probaran.
Dimos un recorrido bastante amplio por las murallas, muy bonitas y conservadas tratando ver si nos daba hambre y nos mediamos a un chuletón, pues es súper típico de la región y considerábamos una obligación probarlo, en estas vueltas encontré en una cacharrería algo que llevo años buscando tanto en Colombia como en el exterior, un mechador y no se piense mas, comprarlo era algo que no necesitaba explicación, es ese utensilio de cocina para rellenar los muchachos y otras carnes, un tubo que se llena con zanahoria, tocino, etc. y se introduce muy fácilmente en la carne.
La "Tríada Gastronómica" de la ciudad son las Judías del Barco, el Chuletón de ternera (dependiendo de
la capacidad de cada uno de 650 gramos a 1 kilo de peso) y las Yemas de Santa Teresa. Con un menú de este tipo, el visitante
quedará saciado, agradecido y preparado para seguir conociendo las maravillas
que atesora Ávila.
En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales
españolas, convivieron judíos, musulmanes y cristianos. Todos ellos dejaron su
huella y forman parte de nuestro legado cultural, Ávila es la capital de provincia más alta de España, a
1131 m sobre el nivel del mar. Visitamos también algunas iglesias tratando de dar fin a nuestra visita a Ávila, ciudad amurallada muy linda.
Después de unos raspaditos y un ligero descanso en la plaza principal, decidimos tratar de continuar nuestro recorrido del día Segovia, nos dirigimos a la oficina de información turística para saber hora de salida de los trenes, etc.
Sorpresa no hay tren de Ávila a Segovia, parece que se distanciaron o hasta pelearon pues el AVE lo llevaron a Segovia y no a Ávila, tratamos de coger bus pero no salía hasta las 7 de la noche por lo que perderíamos el resto de día, solución trata de viajar en taxi.
Para sorpresa nuestra la oficina de turismo de Ávila es atendida por chinitas, eso si muy colaboradoras y amables, me pidieron un taxi para ir al terminal de buses, por si lograba cuadrar alguna salida, en el camino le comento al taxista nuestro problema de transporte, el amablemente nos ofrece llevar por unos 100 euros, precio que ya en la oficina de turismo las chinitas me habían dicho valdría, yo muy a lo paisa empecé el regateo, el bajo 70 y yo ofrecía 50 o que me dejara en la estación como lo había contratado, pues no podía mas, son 70 kms que me parecían bien pagos, al final cuadramos en 55 euros y puye el burro en 40 minutos estábamos en Segovia, nos dejo a unos 80 metros del acueducto.
Segovia, declarada por la UNESCO Patrimonio de la
Humanidad, tiene una excepcional oferta monumental como consecuencia de la
amplia relación de sus bienes patrimoniales. Como es lógico, iniciamos nuestro
recorrido junto a sus tres joyas de
talla mundial -Acueducto, Catedral y Alcázar- guarda abundantes muestras
también del románico, del gótico, del mudéjar .
El punto de partida de nuestro
recorrido tiene que ser, forzosamente, el Azoguejo, es decir, la plaza del
zoco, antaño escenario de reunión de mercaderes y pícaros, que preside el
impresionante Acueducto, monumento único en el mundo en su género, gracias a
su estructura, a su maravilloso equilibrio y a su buen estado de conservación.
La conducción de agua que corona su parte superior culmina un recorrido de casi
15 kilómetros desde La Acebeda; en la ciudad entra directamente el monumento,
pasando por un pequeño edificio de piedra, el desarenador, en cuyo interior se
hacía la distribución del agua.
Aquí arranca la construcción propiamente dicha,
con unos arcos bajos que van aumentando en altura hasta llegar frente al
antiguo Convento de San Francisco, hoy Academia de Artillería, donde se inicia
la doble arcada que le da la determinante e impresionante figura mundialmente
conocida, porque en el Azoguejo alcanza los 28 metros; en este punto hay dos
hornacinas, una a cada lado, y bajo la que mira al Azoguejo se conservan los
huecos que albergaron letras que se supone podrían revelar el nombre del
emperador que ordenó la construcción.
Los expertos aún no han conseguido descifrar
el misterio.
Hay que destacar que las grandes piedras no están unidas por
ninguna clase de argamasa.
Yo quede idiotizado es una obra increíble, majestuosa hay que verla para poder entenderla como semejantes rocas, con cero pegas, arcos algunos con tres pedazos de piedra, no se derrumba y permanece en los siglos como si el tiempo no pasara, hay que ver la altura, arcos sobre arcos, piedra sobre piedra, con la pendiente para que el agua corra, sin deterioro.
Yo personalmente me quito el sombrero, lo mejor para mi, que he visto en todo el mundo, me dejo marcado. menos mal no me deje de las dificultades de transporte.(imperdonable no haber ido)
Subimos al alcázar en el extremo del acueducto, también una vista sensacional de la ciudad, pues no todo puede ser acueducto, aunque yo quede bloqueado, no miraba ni paraba bolas a nada mas, creo que con Segovia , sin demeritar lo visto ni por ver, pago para mi el viaje a España, aunque cada ciudad tiene lo suyo, no se si por mi amor a la física y sus leyes, pero quede grogui, del Alcázar cogimos un bus que nos bajara, pues ya la caminada se volvía bastante larga, dimos vuelta por la ciudad también como hasta el momento con calles antiguas super estrechas, lógico con la comprada del imán y su respectivo chorizo , quesos, y agua, parecíamos camellos, cualquier seis litros diarios.
Ya con al misión cumplida investigar como ir donde estaba la estación del AVE, bueno el primer concejo, coja un bus o alquile un taxi, pues esta retirada, como estábamos a 20 metros del lugar de parada del bus, decidimos tomarlo no sin antes preguntar a la conductora si ese si iba a la terminal, nos montamos y creímos que nos habían secuestrado, salió de la ciudad, cogió carretera, y después de unos 20 minutos llegamos a una moderna pero lejana estación de trenes, compre los dos pasaje en AVE, el cual se demoro 23 minutos Segovia-Madrid, luego que el tren viaja a 250 kms/h, hacen túnel en todo lo que se atraviesa, 75% en túnel, se demoro lo mismo que el bus de Segovia a la estación, es increíble.
Ya con la experiencia del día anterior de la estación del AVE se sale directamente al metro de Madrid, por lo que en pocos minutos estábamos en el apartamento de Tere, cuando ella llego ya me había tomado una cervezas, y sugirió ir a comernos una mariscada, al centro de Madrid, pues ni cortos ni perezosos, que no vinimos a dormir, otra vez metro y al restaurante, por Dios que susto una mariscada solo para dos y parece una montaña, te ponen varios platos para ir echando las cascara, los mismos que vas llenado y ellos te van retirando.
Ma. Cecilia como algo le falto en el bautismo no come mariscos por lo que pidió una empanada gallega,(confieso abiertamente que es muy superior la mía, modestia a parte), acompañamos con una deliciosa sangría, no se como pedimos postre y un aperitivo para ahuyentar a las brujas, licor mas azúcar y se prende hasta consumir el alcohol, casi casi nos prendemos.
Bueno así terminamos el segundo día, como pueden ver los exprimimos al máximo, a dormir se dijo.(se me olvidaba hay que regresar al apto.)
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